Pero el único susto que el Miami Heat sufrió el jueves por la noche en
Oklahoma City fue cuando LeBron James cayó a la duela lastimado por un
golpe en la nariz.
El Jugador Más Valioso del Heat se quedó tendido por algunos minutos, se
levantó y fue llevado directo al vestidor para revisión.
El entrenador del Heat, Erick Spoelstra, dijo al finalizar el partido que
su equipo ganó 103-81, que James será revisado con detalle el viernes en
Miami, aunque no específico en ese momento si será sometido a rayos X o
resonancia magnética.
Spoelstra dijo que confía en que James estará listo para jugar el siguiente
partido.
"Ustedes están acostumbrados a verlo como Supermán", ironizó el entrenador.
"Siempre vemos que se levanta y corre de regreso, a pesar de golpes y
caídas duras".
"Hoy sabíamos que algo pasaba porque se quedó tirado buen tiempo", agregó.
"Estaba adolorido y sangraba de la nariz. Veremos mañana cómo está".
James, quien no quiso comentar con la prensa al término del partido, anotó
33 puntos en poco más de 33 minutos de juego.
Sus primeras 16 unidades fueron en el periodo inicial, cuando el Heat
sentenció el partido en el que tuvo una ventaja de hasta 22 puntos.
James promedia 36 puntos en sus dos primeros partidos desde el rompimiento
del Juego de Estrellas y ha marcado 30 o más en siete de los últimos 10
encuentros.
"No creo que estará fuera mucho tiempo", dijo Dwyane Wade.
El guardia de Miami cooperó con 24 puntos, misma cantidad que anotó el
centro Chris Bosh.
"Creo que estamos jugando buen basquetbol", comentó Wade, quien sumó 10
asistencias y siete rebotes. "Se pude notar la camaradería, la química.
Puedes ver al equipo levantando en esta segunda mitad de temporada".
A pesar de la explosión ofensiva del Heat, la defensa fue primordial en la
victoria.
