Nathanael Pérez Neró
Grandes Ligas abre las puertas al pecado que hace un siglo
creó el mayor escándalo en el béisbol con los Medias Blancas y, que desde el 1989,
tiene vetado el ingreso a Cooperstown al líder de hits de la historia: Pete
Rose.
Los Nacionales de Washington abrirán una banca deportiva
detrás del jardín central de su estadio, y se unen a los Cachorros de Chicago
que ya, en septiembre, alcanzaron un acuerdo por US$100 millones con una casa
de apuestas para que en el Wrigley Field opere un negocio del rubro.
En momentos en el que el COVID-19 ha golpeado los ingresos
de la industria hasta en un 40 por ciento, según los dueños, los equipos
aceleran el acceso a una fuente que se abrió en el 2019, a raíz de una orden de
la Suprema Corte de Justicia que eliminó la prohibición federal de las apuestas
deportivas en los estados.
Un reporte de Ibis World da cuenta que, en el 2018, en los
Estados Unidos se apostaron US$55,000 millones en deportes. Ese mismo año,
American Gaming Asociation estimó el mercado ilegal en US$150,000 millones. De
ahí que la MLB, NBA, NFL y NHL hicieran el gran lobby para morder un pedazo de
un pastel que se formaba de su negocio.
Según el Washington Post, la experiencia de visualización de
lujo y apuestas deportivas, que se abrirá, tentativamente, este verano, no será
accesible para los fanáticos mientras asistan a un juego de los Nacionales, una
restricción impuesta por MLB.
El acuerdo entre los Nacionales y BetMGM Sportsbook incluye,
también, el debut de una aplicación móvil dentro del área permitida alrededor
del Nationals Park, así como campañas centradas en los fanáticos y
oportunidades de marca compartida.
“Vamos a tener mucho cuidado con la forma en que
implementamos esto. Tenemos muchos fanáticos que no son mayores de edad o,
simplemente, no quieren apostar, pero nuestro objetivo es darle a cada fanático
la opción de tener la mejor experiencia posible en el estadio de béisbol”, dijo
al Post el vicepresidente de los Nacionales, Jake Burns.
Es el gran debate. Un deporte como el béisbol, vendido como
familiar, tendrá que aprender a convivir con una actividad vetada para los
menores.
No obstante, para los jugadores y miembros de los equipos,
apostar seguirá estando prohibido.
La MLB, como negocio, facturó US$10,600 millones en el 2019,
su último año disputado en condiciones normales.
El caso del fútbol
De los 18 clubes que juegan esta temporada en la Liga
Premier Inglesa (la de más penetración en el planeta), hay 15 que tienen algún
tipo de patrocinio de apuestas en el uniforme, que le aporta 68,6 millones de
libras esterlinas de los 349 millones que consiguen los equipos en ese renglón,
de acuerdo a la BBC.
Sin embargo, una iniciativa de la Cámara de los Lores
presentó un informe de 192 páginas donde sugirió que para el curso 2022-2023 se
debería prohibir debido a la relación que encuentran entre un incremento de
ludopatía entre jóvenes.