SHANGHÁI, CHINA. EFE. España jugará, trece años después, unas semifinales del Mundial tras superar a base de trabajo y mucho sufrimiento a una selección de Polonia que vendió cara su derrota en Shanghái y demostró por qué se va del Mundial como una de las revelaciones del torneo (90-78).
Como se preveía, el triunfo costó y no se pudo sellar hasta los últimos minutos. De nuevo fue Ricky Rubio quien, con 19 puntos, cinco rebotes y nueve asistencias, lideró el ataque español, aunque también brillaron un Rudy Fernández impecable desde fuera (5/5 en triples) y los hermanos Juancho y Willy Hernangómez.
Tras superar a los centroeuropeos, España suma su sexto triunfo en el Mundial y se mantiene invicta a la espera de conocer a su rival en semifinales, que saldrá este miércoles del Australia-República Checa.
Rubio, con ocho rápidos puntos, tomó un día más las riendas en ataque para contrarrestar el acierto inicial de los polacos, que respondían por medio de A.J Slaughter. España intentaba golpear en la zona para hacer valer su superioridad física, aunque fue un triple de Rudy el que propició el primer despegue de un equipo en el que Víctor Claver volvía a ser incisivo ante el aro rival.
Como se preveía, se cumplió el guión y el problema empezó a llegar desde el perímetro. Los centroeuropeos movían bien el balón y encontraban siempre a un tirador en buena posición que golpeaba desde el triple.
El cuarto que anotaron, obra de Damian Kulig, empató tras muchos minutos un primer acto de tanteo entre dos rivales que se conocen bien y que concluyó con un incierto 22-18 favorable a los hombres de Sergio Scariolo.
Aunque éstos intentaban repetir la defensa que desarboló a Italia y Serbia, no resultaba tan efectiva en esta ocasión porque el daño llegaba desde lejos del aro y la falta de fluidez amenazaba con atenazar las acometidas españolas.
Hasta que, como ocurrió ante los italianos, irrumpió en la pista un letal Juancho Hernangómez. Desatado en cada acción, sumó doce puntos en tres minutos y medio que impulsaron a los suyos hasta lograr una renta de diez tras una canasta lejana de un Rudy Fernández que iba creciendo con el paso de los minutos.
Ambos lideraron el ataque español y, con tres triples sin fallo cada uno en la primera mitad, propiciaron un dominio que pudo ser mayor de no ser por algunas imprecisiones finales. La mejor noticia al descanso era que España recuperaba el tino desde fuera (7/14).
Para entonces, ni Marc Gasol ni Mateusz Ponitka, referentes en sus respectivas plantillas, habían aparecido. El pívot de los Toronto Raptors solo había anotado uno de sus cinco lanzamientos y capturado un rebote en los primeros veinte minutos, mientras que el nuevo jugador del Zenit -principal argumento ofensivo de su equipo en el Mundial- solo contaba con un par de puntos en su haber.
Pareció despertar la estrella polaca en la reanudación estrenando el marcador con su primer triple, aunque respondió con la misma moneda y por partida doble un Rudy en estado de gracia que volvió a disparar a España y obligó a Mike Taylor a pedir tiempo muerto para evitar males mayores al verse doce abajo.
Se vivieron lo mejores momentos de los españoles. Todos aportaban en un momento clave de la eliminatoria, en el que la renta parecía cómoda, aunque su rival se resistía a irse del partido y seguía aprovechando sus recursos al máximo para mantenerse vivo en Shanghái.
A los últimos diez minutos se llegó con una canasta de Pierre Oriola sobre la bocina que subió el 67-58 a marcador. Parecía que las semifinales estaban al alcance de la mano pero aún quedaba mucho camino para recorrer para volver a hacer historia.
El tira y afloja mantenía la tensión en el Oriental Sports Center. Polonia logró ponerse a seis y, cuando parecía que cinco puntos de Willy Hernangómez darían tranquilidad a los jugadores de Sergio Scariolo, un nuevo arreón comandado por Slaughter les metió el miedo en el cuerpo (76-72, min 35).
Pero hasta ahí llegó la resistencia polaca. España se lanzó a por el partido con dos providenciales triples del MVP Ricky Rubio, al que tomó el relevo Willy Hernangómez como principal argumento ofensivo. Sus doce puntos en el cuarto definitivo pesaron para una losa para un rival que, a esas alturas, se había quedado sin pólvora y acabó firmando su rendición.
Superado el test de Shanghái, la selección pasará el examen final en Pekín, donde el viernes intentará alcanzar una final para la que lleva esperando trece años.