Como la noche y el día. Las Finales del Este viajaron de Boston a Cleveland y el panorama competitivo viró 180 grados, un cambio brusco de rumbo que nos dejó unos Cavs crecidos y unos Celtics menguados. El resultado: un apabullante 116-86.
El encuentro tuvo poca historia. Esta vez, los postulados tácticos de Tyronn Lue y su cuerpo técnico prevalecieron en la cancha. El equipo local ofreció un juego más físico, más rápido y más colectivo, su defensa mejoró de forma espectacular y LeBron James se sintió por fin arropado en ataque por sus compañeros. Todo ello unido a la espectacular noche desde el triple de los de Ohio. Porque Cleveland metió 17 triples de 34 intentos.
Mientras, Boston volvió a sacar a pasear algunas de sus vergüenzas, bien disimuladas siempre cuando juega como local, pero no tanto ejerciendo como visitante. Los Celtics brillaron fuera de casa en temporada regular, pero no lo están haciendo en los playoffs, donde presentan un perfecto 9-0 en el Garden y un frágil 1-5 fuera de casa.
La tendencia ganadora de los Cavs se mostró desde el principio. Más bien, se exhibió. Parcial de 20-4 para empezar, en los primeros 7 minutos de juego, con el ataque de Boston completamente hundido y los de Lue marcando la pauta de manera indiscutible. Nada que ver con los 2 primeros partidos de la eliminatoria.
En ese sólido comienzo de los Cavaliers, capital la defensa y crucial las buenas aportaciones ofensivas de LeBron James y George Hill. Cleveland se puso con 19 de ventaja (32-13) a 1:10 del final del primer cuarto con puntos de Kevin Love y concluyó el período con un marcador dominante de 32-17.
El segundo cuarto no supuso una recuperación para Boston, que vio como su máximo anotador en esta serie, Jaylen Brown, estuvo todo el partido con problemas de faltas.
Los de Ohio alcanzaban los 20 de ventaja por mediación de un triple de LeBron a falta de 4:17 para el descanso. Por entonces, James ya llevaba 17 puntos y Hill 11, mientras que solo Jayson Tatum funcionaba en el ataque de Boston. Y se llegó al intermedio con 61-41 en el luminoso y una buena aportación de la segunda unidad local.
No había partido. Los locales habían llegado a gozar de una ventaja de 23 puntos y luego, en la segunda parte, no iban a flaquear, lo que convirtió la continuación en una auténtica pesadilla para Boston, que vio cómo su desventaja aumentaba y aumentaba hasta los 24 puntos (87-63) a la conclusión del tercer cuarto y los 30 tantos (116-86) al final del encuentro.