Golden State Warriors fue el equipo más dominante de la competición la temporada pasada. Su juego ha conseguido cautivar a millones de personas y lo más importante de todo, ganar partidos. Cuentan con una plantilla muy peligrosa donde destacan sus cuatro All-Star,Stephen Curry, Kevin Durant, Klay Thompson y Draymond Green.
La pasada campaña consiguieron hacerse con el trofeo de campeón gracias a su buen juego desplegado perdiendo únicamente el cuarto partido de las Finales durante su etapa en la postemporada. Es difícil pensar que un equipo así pueda mejorar de una temporada a otra, pero lo han vuelto a hacer.
Así lo declaró su entrenador, Steve Kerr, después de uno de los entrenamientos de esta semana mientras preparan su siguiente y último partido de pretemporada frente a Sacramento Kings en casa el próximo viernes día 13 de octubre.
“Es la plantilla más profunda que este equipo ha tenido jamás”.
A pesar de contar con un gran número de jugadores que llegaban al verano como agentes libres, consiguieron firmar sus renovaciones y añadir a nuevos jugadores a la plantilla. Las dos grandes firmas fueron las de Stephen Curry y Kevin Durant, pero además consiguieron mantener a su segunda unidad prácticamente intacta con las renovaciones de Shaun Livingston, Andre Iguodala, JaVale McGee y David West.
Como nuevos jugadores de la plantilla llegan dos veteranos con mucho tiro que vienen a aumentar el nivel del banquillo de los campeones; Nick Young y Omri Casspi que podrían hacer que el mejor ataque de la liga sea aún más peligroso de defender.
Desde el Draft han conseguido la adición de Jordan Bell, procedente de la Universidad de Oregon que luchó por el título universitario el pasado mes de marzo. Ha impresionado a todos hasta ahora y podría convertirse en un defensor muy versátil y en una opción ofensiva desde el banquillo. Además, continúan con el proceso de desarrollo de jugadores muy interesantes como Patrick McCaw y Damian Jones.
