OAKLAND -- Había llegado la hora de la verdad para Golden State Warriors y Los Angeles Clippersen una cita que se llevaron los de Oakland (112-108). El ser o no ser de dos planteles que llegaban a la cita del Oracle Arena sin haber conocido la derrota en los cuatro encuentros que habían disputado. Stephen Curry (31 puntos y 7-de-11) acudió como la sensación de la liga. Sus 37 puntos por partido y un estado de forma mejorado con respecto a la temporada pasada, hizo que todos los focos apuntaran a su figura. No era para menos después de protagonizar el mejor comienzo de temporada desde que Michael Jordan hiciera lo propio con Chicago Bulls en la temporada 1991-92 (en los primeros cuatro partidos alcanzó 39 unidades).
Durante los días previos al encuentro, eran más las dudas de cómo Chris Paul (24 puntos y nueve asistencias) sería capaz de frenar a su homólogo que al revés. Nunca fue de recibo desdeñar la calidad y el peligro que también entraña CP3, por eso, el duelo entre dos armadores de cátedra estaba asegurado. Antes de la cita, ambos salieron a calentar, como de costumbre. Sus rutinas son muy parecidas: mucho juego de destrezas con el balón, botar dos pelotas a la vez, circularlas por detrás de sus cuerpos, entre sus piernas, pasar un esférico con velocidad, luego el otro, y así sucesivamente antes de calentar la muñeca de cara al aro desde distintos puntos de la duela.
Mientras tanto, el público llenaba el estadio, se mascaba el ambiente previo a un espectáculo con dimensiones de playoffs. Y comenzó la cita con varios duelos en liza, Blake Griffin (23 puntos y 10 rebotes) y DeAndre Jordan (11 puntos y 13 rebotes) contra Festus Ezeli 12 puntos) y Draymond Green (10 puntos), Klay Thompson (16 puntos) y J.J. Redick (13 puntos), Harrison Barnes (17 puntos y nueve rebotes) y Lance Stephenson (siete puntos). También el más esperado por muchos: Curry frente a Paul.
Y así, con el encuentro al rojo vivo desde el comienzo, ambos bases se pusieron el mono de trabajo. El ganador del Jugador Más Valioso la temporada pasada comenzó a lucirse con un triple que no calmó los nervios en defensa. Dos faltas personales en seis segundos a Jordan y Paul respectivamente le sentaron durante el resto del primer periodo. Curry se retorcía en el banquillo mientras CP3 aumentaba su sus puntos y asistencias. Con la mirada perdida y agitando la cabeza en varias ocasiones, tuvo que esperar al comienzo del segundo periodo para demostrar su potencial.
A partir de ahí, llegó el festival de triples 'made in Curry'. Qué se podía esperar del jugador de los Warriors que más lanzamientos de tres ha anotado en la historia de la franquicia (1212 antes del encuentro). Casi todos sus puntos del primer tiempo llegaron desde el perímetro o por intentos más allá del arco que acabaron en faltas personales. El armador llegó al entretiempo con 16 puntos (cuatro triples y 4-de-cinco en triples y mismo balance en tiros libres). Ambos se repartían los puntos (Paul llegó al descanso con 20 unidades) y uno de los momentos álgidos del duelo se vivió cuando Curry le robó el esférico a su rival entrado el segundo cuarto.
Los Warriors se fueron al descanso con 17 puntos de ventaja y sin ser capaces de imaginar lo que se les venía encima. Curry desapareció en un tercer cuarto en el que tan solo logró dos puntos. Le tembló el pulso, mientras que Paul se dedicó más a asistir que a probar suerte al aro. Y llegó el periodo que más le gusta al armador de los Warriors. Subieron los decibelios en el último cuarto. Se calentó el ambiente y las jugadas a vida o muerte tenían un componente físico que llegó a desquiciar a algunos de los protagonistas.
Paul también tuvo su momento pero fue Curry quien a base de triples se llevó el gato al agua alentado por una masa enfurecida. Sus tres triples en los últimos 12 minutos volvieron a colocarle en el lugar del que no se ha movido en lo que va de temporada. Ahí residió la diferencia, Curry metió las canastas clave (incluidos los dos tiros libres a falta de 19 segundos para el final), mientras que CP3 erró un triple en la jugada anterior que podría haber cambiado el destino de un partido de sudores fríos.
El colofón lo puso el de siempre. Curry volvió a bailar a a Paul y a los Clippers y demostró de nuevo lo que el propio Doc Rivers confesó antes del encuentro.
"Es increíble. No sé si se ha visto algo como esto, la verdad. Hemos visto grandes lanzadores en la liga. Hemos visto grandes controladores del balón. Lo que no hemos visto es a buenos lanzadores que controlen la pelota. Él hace las dos cosas".
